Ama a tu lobo como solo tú sabes hacerlo
Criada en el seno de una típica familia de clase media, nadie que observase a Andrea Johanssen podría imaginar ni el mundo en el que vivía ni el secreto que se escondía tras su origen. Con dos hermanos y unos padres miembros de un clan, formaba parte del mismo por vinculación familiar, pero ella nunca había sido como ellos y, en el fondo, eso la hacía sentir de menos ante muchos de los que formaban ese clan, sobre todo ante algunos como los Andrews. Desde luego, su diferencia era algo que ni Din ni River Andrews le hubieron permitido olvidar durante sus años de escuela, convirtiéndola en objeto de sus burlas y bromas y, aunque no dejó que hicieran mella en ella, tampoco podía dejar de lado la verdad de fondo de las mismas. Ella no era ni lobo ni oso como el resto de los miembros del clan.Din Andrews era lo que todos esperarían; Un chico guapo y popular, un perfecto hijo y un perfecto ejemplar de lobo. Sí, él era fuerte, listo, triunfador, pero, en el fondo, se sentía una persona incompleta, una persona a la que le faltaba algo que se negaba a admitir. Crecer sintiendo una desconcertante necesidad por una niña ajena en todo a él y lo que representaba, le mortificaba desde la primera vez que posó sus ojos, su olfato y sus sentidos salvajes en ella. De crío la convirtió en objeto de sus burlas y sus crueles bromas como medio para obligar a su lado salvaje y a sí mismo a apartar las sensaciones que su cercanía le provocaban. De adolescente se negó a admitir la evidencia que su raza, sentidos y naturaleza le gritaban como cierto y evidente, pero, de adulto, no podía ni debía seguir ignorando lo que era imposible ignorar y más aún evitar.Ella era suya, él le pertenecía y debía ganársela aun sabiéndose no merecedor de ella por haberla tratado tan mal durante tantos y tantos años.